Tengo particular satisfacción de dedicar estas líneas para las exposiciones de Victoria Cano en Roma y Milán. En primer lugar por haber sido Profesor de ella durante su permanencia en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, todavía instalada en el viejo edificio llamado del “Carmen”, con un bello claustro tardorenacentista bajo cuyas arcadas alumnos y profesores enriquecían sus múltiples experiencias. En segundo lugar, pero no en menor grado de interés, porque completó su formación como pensionada en la Academia de España en Roma, que actualmente me honro en dirigir. De esa su estancia en la Academia le quedó, no sólo un enriquecido bagaje cultural sino un notable perfeccionamietno técnico y un amor hacia Italia siempre mantenido.
Su obra, conjuga armoniosamente la belleza plástica y el elemento intelectual transitando por la materia y la energía con tensiones que son las que provocan precisamente la creación artística.
Siempre le ha complacido profundizar en la técnica y sus obras –pinturas, grabados, estampas, relieves-, tienen en sus diferencias sobre el plano un elemento turbador en el que la luz juega un papel predominante.
Hacíamos antes referencia a su rica formación cultural. No quisiera finalizar sin destacar, y valorar lo que ha supuesto para ella conocer a fondo la obra de Piranesi y sus propios espacios –reales o imaginarios- por la que tiene auténtica admiración.
Creadora infatigable, Victoria Cano es un valor ya consagrado del arte español y le deseo en esta nueva aventura todo lo mejor.